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Mostrando entradas de diciembre, 2017

La hucha de piedras

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La hucha de piedras El síndrome de Diógenes en el hipocampo, soy la envidia del anciano. Tengo la potencia del Lambo y duele, la frente en la mano. Compenetración inigualable en el sistema nervioso. Lo estoy, échame un cable, dale miel al oso. El Federer de la introspección no cede el set de la conciencia porque no da opción a que actúe el corazón en lugar de la inteligencia. El orden de Fabio Capello porque siempre estoy a la defensiva. Me siento atacado por lo que anhelo, lo que me hace peligroso en la estampida. Caricias que desgastan el tejido, la epidermis no aguanta calor. Por eso ya no impido que se gripe el motor. La hucha de piedras es pesada y es el mayor lastre. Me llega para fin de semana, pero no para pagar al sastre. 

Pellizcos de anestesia

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Pellizcos de anestesia Me quieren más en Canaán que en mi círculo porque los fantasmas sí lamentarán la rotura del vínculo. Cerrad los ojos, cegaos para no ver el caos. Se desteñirán los más apasionados rojos para dar color al vaho. Y volverán a por lo que es suyo y os dejarán huérfanos de calor porque si encontráis placer en el chamullo, no disfrutaréis nunca del dolor. Me encariñé de todo lo que me da miedo porque me hace sentir. Conocí el riesgo y ya no me quiero ir de aquí. Estoy ausente en mí y aislado en vosotros porque no voy a salir a un mundo de sin rostros . Necesito estímulos para corroborar que estoy vivo y no sólo respirando porque con tan solo pestañear ya me siento flotando. Ansío un vuelco casi tanto como tú, pero a mí no me vendrá de herencia, será un cambio de actitud y no más pellizcos de anestesia. 

Donde dije digo...

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Donde dije digo...  Digo que se apagó la llama porque ya bailé sobre las cenizas, deshice la cama y olvidé lo que ironizas. Digo que si anduviéramos con los ojos tapados, acabaríamos encontrándonos seguro, porque sólo ciegos y desorientados podríamos bordear el muro. Digo que ese muro es de orgullo y evito decirlo en alto. Por si ves lo que intuyo, por si acaso. Digo que la emoción no tiene ya sentido porque se muestra reacia a aparecer. No sé si porque no olvido o si por no querer creer. Digo adiós porque me canso y hola porque me extrañas porque tu insulto es halago y tu caricia es guadaña. 

Los puntos sobre las y-es

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Los puntos sobre las y-es Y no doy un paso sin mirar a mi espalda. Y no hago un lazo sin pensar en quién manda. Y no lloro por ti, no me importas tanto. Y a quien rompo es a mí, déjate de egoísmo barato. Y si simulas que te importo, no obtendrás lo que buscas. Y si te interesa lo que escondo, hazte a ti las preguntas. Y tú empieza a divagar y a soltar discursos populistas, que verás mi realidad: no me interesan las conquistas. Y date por aludido si quieres, no voy a esconder lo que no existe. Y reflexiona cuando pienses, que lo nuestro fue un mal chiste. Y saluda a tu marcha al resto, mustios en el camino del adiós. Y márchate olvidando esto: "por siempre odiaré tu valor" . 

Vuelve a tu hogar, chico

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Vuelve a tu hogar, chico La pieza que salió para engordar volvió para no encajar. Cuántas veces te lo habré dicho... Vuelve a tu hogar, chico. El lugar al que sin dolor perteneces, donde encuentras calor y te creces. Allí donde te esperan brazos amables y depende de ti si te enrollas con los cables. Huye de la hoguera y de su humo, no sigas la estela del garrulo. Camina seguro por el sendero de migas, bordea el muro para llegar a la salida. Sé que no es de tu gusto, amigo, porque conozco tu mundo herido. Pero mereces que el hilo resista y no saber si sigo al alquimista. No encajas en esa masa de roles, no acatas ni catas aquello que te imponen. Por eso te pones nervioso al mirar alrededor y observar que los bombones se derriten con su hedor. La pieza que salió para engordar volvió para no encajar. Cuántas veces te lo habré dicho... Vuelve a tu hogar, chico. 

Gracias

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Gracias Gracias... Por demostrarme lo que ya sabía, que estoy más fuera que dentro. De no ser por ese día aún viviría en el cuento. Por enseñarme el camino equivocado, habría tardado un poco más en encontrarlo solo. El tiempo que me habéis ahorrado se traduce en horas de pensar en lodo. Por musitar una sonrisa de complacencia para contagiarme el engaño. Me di cuenta de que, con paciencia, no hacéis el mismo daño. Por no estar, me habéis ayudado a valorar lo contrario. Ahora sólo preguntarme qué tal es un gesto extraordinario. Por ayudarme a desconfiar, ya únicamente yo me fallo. Cierra la puerta antes de entrar, solo es bien recibido el rayo. Por hacer que me replantee todo, ahora tengo experiencia en comerme la cabeza, que vuela hasta llegar al nodo y se asusta con una abeja. Gracias por todo, perdón por tan poco. 

Me viene grande

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Me viene grande Me encanta que se guste,  odio que se encante. Y no es porque su confianza me asuste, sino porque ha de rebajarse para hablarme.  Es mejor poco que nada, pero me ofende el conformismo. Y eso que valoro desde la cama hasta a quien me observa ya dormido. Me pregunto qué hago aquí, tan yo, tan ciego. Ni delante ni detrás de mí hallo consuelo. Es que es tan raro todo, soy tan raro yo, son tan raros ellos y su trono que no comprendo su "no". Si la canica con la que jugué de niño un segundo ya me venía grande, imagínate el mundo, que es gigante. 

No

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No No te oigo, no me escuchas. Ni con Yoigo, no sirven mis luchas. No te veo, no me miras. No sé si por feo o por nuestras heridas. No me conozco, no me reconoces. Aunque no me haya vuelto tosco, ni dé voces. No sueño, no duermes. Dos insomnios sin dueño, que juntos se hacen fuertes. No sé de ti,  no te importo. No piensas en mí, ni yo tampoco. 

¿Soy y no soy?

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¿Soy y no soy? ¿Quién soy? Soy versos desteñidos y tinta transparente. Soy intensos aullidos y alaridos incoherentes. Soy fuego en el infierno y vida en el agua. Soy oscuridad, soy miedo, soy el azul de Nicaragua. Soy el viento huracanado que no dificulta ni el vuelo de la mosca. Soy el martillo que saca el clavo por el lado de la torta. Soy el niño de la cabeza gacha, que la levanta para gritar. Soy quien tacha la mancha para hablar con la humildad. Soy el esquimal que se da por vencido porque el tiempo no acompaña. Soy quien llega a la cima del temido cuando carezco de agallas. Soy el roble sin madera de campeón, que cada vez está menos vivo. Soy el perro ladrador, que muerde poco pero con motivo. Soy Tuco Salamanca sin el "ding" de su tío. Soy Skinny Pete de espaldas para no ver sufrir a mi amigo. Soy el mar muerto recién nacido. Soy el que resuelve entuertos y acaba perdido. ¿Quién no soy? No soy fuerza ni física ni d